miércoles, 7 de mayo de 2008

La naturaleza es más fuerte

Sus manos temblorosas aferran los barrotes de la ventana, mientras mira hacia el exterior. Se siente furioso, lleno de ira... Sabe que no hay más culpable que él mismo. El rugir se su alma intenta rivalizar con la voz profunda de la tormenta. Pero la naturaleza es más fuerte. Ella, dulce madre incluso cunado nos grita, le arrulla con el repiqueteo de las gotas y el granizo.

El agua relaja sus manos, que se han vuelto blancas de la presión. Los nudillos se destensan con cada gota... pero no así su ánimo. No puede más, tiene que chillar, tiene que gritarle al mundo todo aquello que no quiere escuchar.

Se odia por lo que le sucede, o quizá le sucede porque se odia... hace tanto que empezó que ni siquiera lo recuerda. Pero acudiendo a conocidas citas "no todo está perdido". Si siente esta furia es que aún está vivo... y eso debería ser suficiente para intentarlo.

Poco a poco su furia pasa del odio a la determinación. Mientras la tormenta grita en su nombre, él deja que a la vez limpie su alma. No podrá alejar a los fantasmas, pero quizá le ha dado la primera arma para la larga batalla que le espera.


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